Esta serie de trabajos “Love is in the air” (tres móviles y un video) intentan manifestar la idea del hallazgo, la aleatoriedad, y la precariedad material. Su disposición en el espacio ocurre de manera intuitiva mas con un cierto grado de control. En el caso del primer móvil podemos ver como la figura de la cruz, funciona como soporte, de donde penden diferentes elementos encontrados, recolectados, heredados y robados que se relacionan de manera asonante pero que a su vez generan una cierta simbiosis en su totalidad.
En el segundo móvil se hace necesario desequilibrar la composición, alejarla de la horizontalidad e incluso anclarla, dejando entrever un atisbo de humor e ironía.
Las imágenes de Velázquez y Dostoievski aparecen de manera “cuasi-random” al igual que los otros elementos que hacen parte, intentando que el espectador construya sus propias impresiones.
Aunque la tercera pieza comparte la misma naturaleza que las otras dos, esta intenta ser un discreto contrapunto, funcionando en modo inverso pues agrupa de manera caótica y desarreglada los excedentes, en una red que cuelga a escasos centímetros del suelo. La tensión que genera el peso del bulto sobre la cuerda, continúa su trayecto hasta una polea fijada al muro, donde un martillo atranca y mantiene esta aglomeración en el aire.
En último lugar, el video nos muestra algunos apuntes extraídos de la calle que debían convertirse en pinturas, pero el movimiento hizo que estos encuadres quedasen en su estado audiovisual. Estas fijaciones son parte del imaginario de esta serie, como de quién capta y recoge oportunidades. Los trayectos y recolecciones hechas por la cuidad se pueden ver en las intermitentes apariciones de la bicicleta improvisadamente cargada.